Cuando pensamos en la decoración de una habitación infantil o juvenil, pocas son las veces en las que se nos viene el blanco a la cabeza como color predominante. El principal motivo es porque tendemos a creer que es un tono muy sucio, en el que se ven muy pronto las manchas... Pero nada más lejos de la realidad. No es más sucio que un mueble oscuro, ya que al ser de un color claro el polvo se verá menos. Además, como ya hemos indicado en otras ocasiones, el blanco aporta frescura, sensación de limpieza y, sobre todo, amplitud visual.
Si no os atrevéis a amueblar toda la habitación de este color, una buena idea es incluir alguna pieza en blanco. Por ejemplo, un escritorio donde los niños puedan hacer sus deberes, leer, etc. Para evitar que se ensucie demasiado, podemos colocar encima un tapete de algún color vistoso, con el que al mismo tiempo estaremos dando nuestro toque personal.
¿Os animáis con el blanco para vuestros hijos?
martes, 3 de septiembre de 2013
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